sábado, 18 de abril de 2015

Luces que matan.

En este primer capítulo, me he centrado en el tema de las luminarias extrañas. En muchas ocasiones, dichas luces se asocian a ovnis, apariciones marianas, etc, pero en estos casos, dichas luces no se llegan a asociar a ninguno de los anteriores, pues no está para nada clara su procedencia, lo que si está claro es que en los dos sucesos, se produjeron pérdida de vidas, tanto humanas como animales.

La luz de Ribera Oveja:
Corría el mes de noviembre de 1.917 en el pueblo de Cambroncino,  de la comarca de Las Hurdes, en el norte de Cáceres.  Nicolás volvía hacia el pueblo en compañía de dos mujeres del pueblo, cuando de pronto, casi sin darse cuenta, vieron a lo lejos una extraña luz que se encaminaba hacia su posición. Las mujeres, asustadas, tomaron un camino distinto para ir a casa de unos familiares, pues esa luz no les daba buena espina. Colás, hombre valiente y aguerrido, decidió seguir camino. en ese momento, la luz se cruza en su camino y tras meterse entre las patas del caballo y dar varias vueltas a su alrededor, el hombre calló al suelo. A duras penas pudo levantarse y terminar camino llegando a su casa. Su mujer se asustó pues su cara era pálida y estaba aquejado de unos dolores insoportables. Sin explicación alguna, la vida de este hombre se fue apagando a lo largo de nueve días de padecimientos, con dolores insoportables y con la sangre totalmente licuada. El médico de la zona no alcanzaba a encontrar un motivo para aquel padecer. Colás tenía 39 años, duro como la tierra que le había visto nacer. Pero según los comentarios de los paisanos, no fue la única víctima de la luz. A los pocos días, un vecino del lugar consiguió huir de la luz. Al verlo entrar con cara de estupor en el hogar, un primo de éste, decidió salir al encuentro de la luminaria con una escopeta. Pero por desgracia, no llegó a disparar. Llegó a casa moribundo y el médico no pudo decir más que aquel hombre no llegaría a vivir más allá de las 5, hora a la que falleció.

Aldea de Cambroncino.


Bola de fuego en Torrejoncillo:
6 de septiembre de 1.980. Finca  Cuatro Cuartos, en Torrejoncillo, un pequeño pueblo situado en el norte de Cáceres. A las 15 horas, se presentan en una casa unos muchachos, avisando para que todos los habitantes de la casa salieran corriendo, que una bola de fuego se dirigía hacia ella. Sin pedir muchas explicaciones, salieron corriendo, mientras veían como se dirigía hacia ellos un enorme cono de fuego, que según los testigos medía unos 20 metros de alto y 8 de ancho. Avanzaba a una altura de 1 metro del suelo, arrasando todo lo que estaba en su camino. Durante unos 15 minutos, recorrió una distancia de 1.800 metros, no causando victimas humanas, pero si animales, y dejando malheridas a 20 gallinas y 40 conejos que se encontraban en el corral de la casa. Pero el caso más impactante fue la imagen del gato que sufrió quemaduras. Este caso fue fuertemente estudiado sin encontrar explicación alguna, incluso llegó a oidos de la NASA, la cual tampoco tuvo solución al enigma. Lo curioso es que en fechas próximas de aquel año, sucedieron casos "parecidos" en Sevilla, China, Senegal y Argentina.
 En 1980 Benito Salgado mostró las quemaduras que sufrió el gato que pasó junto al cono. - Foto:CEDIDA A EL PERIODICO Gato quemado por la bola.
Benito SalgadoReja de la casa abrasada, dejando intacta la fachada.

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